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Del caos al nuevo orden

No me gustan los conflictos. No me gusta tener que enfrentarme. No me gusta la confrontación. No me gusta vivir la tensión del conflicto. Me genera estrés. Y sin embargo, reconozco que es a través de ellos como más energía interna movilizo. Me obligan a avanzar internamente al sacudir mi conciencia, generando un estado de desequilibrio que me lleva a buscar una solución que me devuelva al equilibrio.

El conflicto produce caos y la resolución pasa por transitar a un nuevo orden de conciencia. En él mi mundo interior se transforma, cambiando mis ideas, sentires, sensaciones, impulsos y sentimientos acerca de mí mismo, del otro y de la vida.

Hay conflictos y conflictos, los hay más profundos y más superficiales o cotidianos. Los hay que pueden llegar a producirnos trastornos de salud y los hay que simplemente nos generan un estrés puntual. Cuánto más cerca están de las heridas del Alma, más energía requieren para ser resueltos y también es mayor la transformación de conciencia que producen. Las lecciones del Alma contienen conflictos que a veces requieren varias vidas para ser resueltos o en otros términos, para aprender las lecciones implícitas en ellos.

Esta experiencia de muerte y renacimiento por la que he pasado este último año, ha requerido por mi parte del uso de todos los recursos a mi disposición para transitar del caos a un nuevo estado de conciencia. Recursos en la alimentación, en el deporte, en el descanso consciente, en el apoyo de amistades y familiares, en el apoyo terapéutico, en el apoyo de suplementos dietéticos, en el uso del arte como medio para expresar y transmutar la energía, en la escritura para dar sentido y dotar de utilidad transpersonal a la experiencia. De aquí nace este libro.

Comprender la esencia del conflicto

Frente a todos ellos, hay uno que destaca y es el esfuerzo por comprender el conflicto, dado que de lo contrario es difícil llegar a un nuevo orden. Tal empeño me ayuda a reubicarme internamente, lo que posteriormente se traduce en un movimiento en el mundo de afuera. Cuando la comprensión se da en el corazón, momento en el que las ideas se unifican con los sentimientos, es cuando surge el impulso que nos lleva a la acción, produciendo cambios relevantes afuera. Es un proceso circular en el que la acción fuera moviliza la energía dentro, cambiando el estado de la mente y del corazón.

En una situación conflictiva concreta, podemos resolverla a través de la acción, una acción sentida desde lo instintivo, una acción que nos devuelve a un mayor estado de paz interior. A veces la interrupción de las propias necesidades por nuestros mecanismos neuróticos y de defensa, convierten en conflictiva una situación, que, dándonos cuenta de cómo interrumpimos el llamado ciclo de necesidades, podemos tomar la acción que desbloque una energía interna que nos genera un conflicto. Pero de eso hablaré un poco más adelante…

La oportunidad del conflicto

Conflictos, los hay con uno, con el otro y con la vida. Son sin duda una gran oportunidad de autoconocimiento y crecimiento interior cuando ponemos atención, conciencia e interés en ver más allá de lo obvio.

En los conflictos sale nuestra verdadera esencia, el verdadero estado de nuestra evolución psicológica y espiritual. Es como el fuego que templa una espada, nos hace vibrar más rápidamente, aumentando la intensidad de nuestras emociones, dejándonos ver qué aspectos de nuestra psique son necesarios sanar, desarrollar y explorar.

Frente a un conflicto podemos poner a prueba nuestra empatía y diplomacia, nuestra asertividad y capacidad para poner límites, o llegado el caso, nuestra fuerza interior para cortar una situación si nos está haciendo daño. También pone a prueba nuestra capacidad para ser pacientes y comprensivos, así como para perdonar o para disculparnos si somos nosotros los que hemos hecho daño. Pone a prueba nuestra gestión del miedo y de la inseguridad, sirviéndonos también de termómetro de nuestra autoestima.

Nos permite desarrollar las virtudes que nos hacen dignos y también, mostrar las sombras que nos separan de ella, como la maldad, la mentira, el engaño, la hipocresía, la cobardía, etc. Sea el conflicto que sea, impulsa la evolución de nuestra Alma… es el oxígeno que mantiene vivo el fuego de la vida.

 

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por Pepón Jover

Psicólogo Transpersonal y Terapeuta Gestalt

Fundador de Círculos Essen

info@circulosessen.es

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