Tengo el placer de compartir con vosotros esta nueva entrevista. AMERAI CARRERA es terapeuta, facilitadora y formadora con experiencia establecida en Tantra, Neotantra y Sexualidad Consciente. Un nuevo encuentro de mi SERIE CÓMO AMARNOS.
Esta es una charla pausada, nutritiva, con un contenido de vital importancia para tomar consciencia sobre aspectos esenciales en este arte de amarnos a nosotros mismos en las relaciones personales e íntimas. Amerai comparte hechos concretos útiles para que identifiquemos cuándo no nos estamos amando y cuándo sí. Aspectos esenciales en este arte de amar. Saber identificar es el paso previo para transformar nuestras conductas y nuestro sentir.
Me quedo con la frase que para mí resume la entrevista:
Aprender a amarnos a nosotros mismos pasa por aprender a sernos fieles, siendo honestos y comprometiéndonos con nosotros mismos a través de la relación con el otro.
Tras mi encuentro con Amerai, me quedé sereno y con paz de corazón, sintiendo que de nuestro encuentro, había surgido un contenido enriquecedor para ambos y convencido que también para los que vean este vídeo.
Aquí algunos puntos clave de nuestro encuentro:
Amarse a uno mismo es una conexión verdadera con uno, en donde nos aceptamos, respetamos, validamos con lo que sea que nos esté ocurriendo y lo que estemos sintiendo.
El amor es una vibración, es una energía y no tiene que ver con el otro, es algo que va más allá de lo físico; tiene que ver con una experiencia de unidad; es una conexión profunda y muy íntima que incluye todo nuestro ser.
Obstáculos al amor
Cuando se intenta poseer el amor, encasillarlo, intelectualizarlo, darle una forma concreta y estandarizarlo, entonces perdemos la esencia del amor.
Cuando mendigamos afecto, cuando nos autoengañamos, cuando nos comparamos o cuando intentamos complacer recurrentemente al otro para ser vistos, reconocidos o para que nos den a cambio, dejamos de amarnos y de amar al otro. En este tipo de dinámicas nos volvemos esclavos y acabamos desarrollando relaciones de co-dependencia, porque el otro nunca nos va a dar lo que creemos que no tenemos.
Lo que interfiere para poder vivir en contacto con un amor más esencial, es vivir en un estado de consciencia de permanente hacer; de modo que hacer menos nos ayuda a conectar con nuestra esencia. El estar tan ocupados y preocupados por el pasado y el futuro, nos mantiene mentalmente ocupados constantemente.
Lo que a veces nos motiva a estar en el hacer, es el miedo a sufrir por sentir. De pequeños hemos cerrado tantas ventanas por el miedo, que nos hemos vuelto insensibles al placer y al dolor. La clave está en honrar lo que sea que estemos sintiendo, dándole un lugar.
Estar en lo que debería ser implica dejar de aceptar la realidad, lo que somos, sintiéndonos muchas veces no merecedores, no suficiente, dejándonos de reconocer y validar por lo que somos. Es una exigencia que hace creemos varios personajes para adaptarnos mejor a la sociedad, para ser admirados, para tener poder y ser reconocidos por los demás.
Será más fácil desarrollar relaciones con menor sufrimiento si somos capaces de respetar nuestros momentos y nuestros límites. Creando espacios de comunicación, espacios de contacto, de afecto e intimidad en donde podamos ser realmente nosotros mismos.
En las relaciones de pareja, cuando uno se sacrifica tanto por el otro, da pie a generar resentimiento e ira. Uno puede tener la senación de haber estado dando tanto y el otro no devolver de la misma manera, que sentimos una descompensación entre el dar y el recibir.
Estamos educados en ser buenos niños o niñas, sin mostrar según qué emociones, como el enfado o la rabia, pero cuando ocurre, el otro puede no entender nada porque cuando surge, ocurre porque no se había canalizado y comunicado anteriormente. Sino que uno explota y el otro no entiende qué ha pasado.
El camino para amarnos
El camino para amarse a uno mismo empieza por ser honesto con uno mismo. Veo día a día lo difícil que es en las relaciones debido al miedo. Las personas que no comunican sus necesidades en una relación, terminan siendo infieles. Imagínate el personaje y las capas que se crean para sobrevivir con este peso. Esta situación nos hace entrar en historias de las cuales luego es difícil y doloroso salirse.
También está el miedo a hacer daño al otro si somos honestos. Sin embargo, es el único camino para cultivar el amor propio y para que el otro también se ame a sí mismo.
El trabajo personal, el autoconocimiento, el sanar al niño interior, el reubicarnos en nuestro sistema familiar, nos ayuda a saber quiénes somos y qué queremos. Tal vez somos lo que nuestro padre o madre quería y no lo que a mí me hubiese gustado.
Somos mucho más que únicamente lo que hacemos. El campo de posibilidades es muy grande. Hay gente que sólo se identifica con su trabajo o su pareja o familia, y sólo son a través de estas actividades. Pero podemos ser a través de muchas más posibilidades que no están condicionadas por el debería.
Cuando pasamos al mundo adulto, perdemos la capacidad de sorprendernos, de ser creativos. Para mí la creatividad tiene tres factores fundamentales: (1) conectar con nuestra fuente creativa, (2) ser capaz de expresar, (3) mostrar al mundo nuestras creaciones. La mayoría de las personas tienen una de las tres fuera de lugar. El camino para amarnos va a llevar implícito el desarrollar estas habilidades y capacidades, para enriquecernos a todos los niveles.
Amarse a uno mismo es aprender a mantenernos fieles a nosotros mismos.
El amor puede manifestarse de diversas maneras, por ejemplo:
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- A través del no-juicio
- A través de la capacidad de abrazar más allá de lo que podemos entender.
- Es una apertura a lo desconocido.
- Una capacidad de amar a más de una persona a la vez.
- La capacidad de amar sin miedo, sin celos, sin inseguridad a perder al otro.
- Es la capacidad de vivir más en el presente.
- Es entregarnos sin esperar y sin miedo a perder. Aunque en el fondo no perdemos nada porque nada nos pertenece.
- No estancándonos y aprendiendo a fluir en las circunstancias.
- Intentando flexibilizar al máximo cualquier vivencia.
- Agradecer los aprendizajes que me dio una experiencia o relación.
Podemos identificar cuando no nos estamos amando en circunstancias como estas:
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- Cuando estás buscando la aprobación y atención de los demás
- Cuanto te estás autojuzgando y criticando en ese diálogo interno interminable, peleándote con los deberías o con lo que no te gusta de ti.
- Cuando no te cuidas a nivel alimentación, a nivel de descanso, a nivel de compaginar el trabajo, el placer y el ocio. Es necesario que haya un equilibrio.
- Cuando permites personas a tu alrededor que te ignoran, que te rechazan, que te maltratan a nivel psicológico, que te dicen lo que tienes que hacer, cómo tienes que ser y que te estén continuamente analizando. Si sigues manteniendo esas relaciones probablemente no te amas.
- No te amas cuando no te respetas, cuando no te validas, cuando no te aceptas.
Es relevante darse cuenta de que no controlamos nada y tendemos a querer controlarlo todo. Desde esta necesidad de controlar, nos perdemos a nosotros mismos. Si aprendemos a dejar que las cosas sucedan, cultivamos la confianza en que hay algo más grande que mi propio yo.
Ser honesto significa comunicarnos, expresar nuestras emociones. Significa volver a poner la atención en uno mismo. En vez de echar pelotas fuera, es asumir la responsabilidad de nuestra propia vida, en qué cosas tal vez nosotros podemos ajustar para que podamos sentirnos más coherentes, más en paz y cuántas cosas hago que tal vez no me aportan nada que necesito dejar de hacer.
El cuerpo es una de las herramientas principales para entrar en contacto con nosotros mismos. A través de él sabremos si alguna situación no nos sienta bien o todo lo contrario. Ganar o perder energía o vitalidad es un indicativo clave. La autoobservación es básica para aprender a amarnos a nosotros mismos. Para ver cuándo no me he estado respetado suficiente, para cuándo me he excedido.
Para mí el compromiso en una relación empieza por el compromiso con uno mismo. El compromiso es el problema de muchas relaciones, porque generalmente las personas no están comprometidas consigo mismas. Por mucho que haya la intención de comprometerse con el otro, si falla el propio compromiso, tarde o temprano la relación falla. Este compromiso tiene que ver con la honestidad, con la coherencia.
El amor en las relaciones
Las relaciones conscientes empiezan por la conciencia de uno.
La experiencia del compromiso empieza en las relaciones que mantuvimos con nuestros padres, en las dinámicas, fidelidades, pactos secretos conscientes o inconscientes que tuvimos en la familia de origen. A medida que nos hacemos conscientes, nos liberamos de lo que no es nuestro, y es más fácil construir un compromiso con las personas de la vida actual y la propia familia. No será un compromiso basado en la culpa, el miedo, el sacrificio, sino uno basado en el amor y la libertad.
En las relaciones tiene que haber un punto medio, un equilibrio entre adaptarse al otro y estar totalmente en uno. No puede ser que el otro se adapte totalmente al otro, por uno y por el otro.
Si pierdo la fidelidad conmigo mismo, pierdo la fidelidad con el otro. Mi compromiso es serme fiel a mi misma sin mentir, sin pisar a nadie, siendo honesta, sin dañar.
La paz interior surge de vivir una vida en donde nos somos fieles, honestos y estamos comprometidos con nosotros mismos. Tal vez haya veces que tengamos que confrontar a las personas que amamos, poniendo límites. Amarse a uno mismo requiere de valor para aprender esta fidelidad, compromiso y honestidad.
Hay dos maneras de vivir, desde Eros o desde Tanatos. Desde Eros podemos experimentar la belleza de la vida, la expansión, la libertad y el amor; desde Tanatos, vivimos más desde el miedo, la contracción, desde el cuidado con…
Los demás nos traicionan porque nosotros nos traicionamos a nosotros mismos.
Cuando iniciamos una relación íntima con alguien estaría muy bien poner sobre la mesa qué es para nosotros una relación, qué es el amor y hablar sobre estos conceptos. Facilitaría mucho el entendimiento mutuo y que la relación funcionase mejor.
Cuando termina una relación, podemos transformar el vínculo que tenemos sin necesitar poner en un ataúd a la persona que hemos querido. La dificultad de no poder sostener el hecho de que no nos aman, suele llevar a la gente a enterrar sus anteriores relaciones, generando un sentimiento de fracaso. Cuando las relaciones pueden ser dinámicas, transformándose por ejemplo en una amistad.
Agradezco la entrevista, la entrada y la pregunta que queda en el aire al final del vídeo porque abrir el canal para reconocer a aquéllas personas que se aman a sí mismas puede quizá facilitar la conexión con el amor a mí misma y desde ahí que se puedan dar conexiones en sintonía, que son las que a mí me interesan en este momento.
Quizá la vitalidad, la sexualidad, la creatividad, la afectividad, la trascendencia, desde la libertad individual y el respeto a un ritmo propio sean todas ellas integradas las energías que “hablen” de la capacidad de amarse una persona a sí misma. No sé bien pero quizá vaya por ahí… Sumar a eso la capacidad de reconocer la grandeza ajena sin necesidad de tener que ensombrecerla para no caer en la inseguridad propia.
Algunos estudios apuntan hacia la existencia de predisposiciones genéticas para la mono o poligamia, aunque pretender separar lo genético de lo cultural sea deformar la realidad. Para mí el amor aunque sea un generador de energía, también la requiere. Crear el espacio para que la intimidad se dé verdaderamente requiere de unas circunstancias que yo siento incompatibles con la poligamia. Pero para mí eso es algo tan personal como la identidad sexual y la tendencia sexual, donde a mi entender no caben ni la imposición ni el proselitismo de ningún patrón.
Hola Maribel, gracias por tu extenso comentario y aportación.