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Qué entendemos por Dignidad

El concepto de dignidad requiere de una reflexión profunda… percibo que lo más esencial, es que está estrechamente vinculado al amor propio, a la autoestima, al autocuidado, al autorespeto y a la conciencia del propio valor.

En la medida en la que nos valoramos y preservamos ese valor frente a los demás, nos mantenemos dignos. Sin embargo, cuando este valor se pierde a consecuencia del tipo de relaciones y situaciones en las que nos involucramos, la vamos perdiendo. La dignidad es algo que está fuertemente vinculado al valor de ser.

La dignidad, una cuestión de amor propio

Cuál es mi valor, qué percepción tengo de él y cómo lo mantengo son tres preguntas clave estrechamente relacionadas con el cultivo de la propia dignidad. Mi valor más esencial es el de mi mera existencia, el de la vida, así como el de mi salud, el de mi integridad, mi libertad y mi honor. En la medida en que soy capaz de amarme a mí mismo – y todo lo que ello comporta –, mantengo mi propio valor y el de mi dignidad. Me respeto y me hago respetar.

Sin embargo, a medida que nos lastimamos y lo hacemos a otros – por no reconocer su valor – perdemos nuestra dignidad. Amarse a uno mismo es probablemente el propósito mayor de esta vida, ya que el aprendizaje del amor es el más profundo y largo. Nos lastimamos de infinidad de maneras por falta de conciencia sobre nuestro valor y por la cadena de Amor Negativo que afecta generación tras generación al modo en la que nos relacionamos con nosotros, con los demás y con la vida.

El amor negativo daña la dignidad

El concepto de Amor Negativo fue acuñado por Bob Hoffman, creador del Proceso Hoffman, y a su entender, es el más destructivo de los impulsos emocionales de la humanidad. Conlleva la adopción de los comportamientos, actitudes, rasgos y admoniciones negativos (explícitos o implícitos) de nuestros padres. Todos ellos van pasando generación tras generación de un modo u otro, hasta que no ponemos conciencia y los transformamos, frenando o cortando esta afectación emocional negativa a través del tiempo.

De niños, adoptamos estos patrones por (1) imitación inconsciente, o (2) para ser como ellos con la esperanza de que nos amen y acepten, o (3) para castigarlos como venganza. Uno de los patrones de Amor Negativo más dañinos es el de invalidación, el cual alimenta el sentimiento de falta de valía. Se genera a partir de admoniciones como “nunca serás nada”, “nunca tendrás éxito” o “eres un fracaso”. La consecuencia es el crecimiento de un sentimiento inconsciente de sentirse indigno de ser amado. Si no valgo, no merezco ser amado.

Estrategias indignas para sentirnos dignos

Desde la niñez se forma un sentimiento profundo de auto-rechazo, que puede fácilmente llevarnos al auto-maltrato por esta percepción de falsa valía. El auto-maltrato puede ir desde lo más sutil a lo más obvio, desde la autocrítica dañina, a mantenernos en relaciones y situaciones tóxicas y dependientes, hasta lastimar nuestro cuerpo mediante la comida y/o las adicciones.

Si crecemos con el falso sentimiento de que no valemos, vamos a permitir que otros se aprovechen, nos maltraten, nos lastimen, nos utilicen o nos traten inadecuada e injustamente. Podemos sentir que si los demás no nos valoran suficiente, es porque no lo merecemos. De igual modo, vamos a desarrollar todo tipo de estrategias para conseguir el amor, la aceptación y el reconocimiento de los demás con tal de percibir esa valía y amor que nos faltó de niños.

Estrategias como la sobre exigencia en lo que hacemos, la búsqueda de la perfección, el esfuerzo constante, la seducción, el aparentar, el uso de la mentira, la vanidad, las dependencias emocionales, el sacrificio dañino, la sumisión, el mendigar afecto o incluso el prostituirnos (y no tiene que ser únicamente sexual).

Valorarnos la base de la salud y la dignidad

Nuestro valor es intrínseco a nuestra condición de seres humanos, más allá de lo que somos capaces de hacer o de nuestras cualidades y virtudes. Cuando buscamos el reconocimiento del valor a través de los demás como única vía para valorarnos, nuestra autoestima depende completamente del exterior. Todos necesitamos que nos amen, nos reconozcan y nos acepten, la cuestión está en ver cuándo esta necesidad nos lleva a perder nuestra dignidad por conseguir sentirnos queridos.

En la medida en la que no nos damos valor somos capaces de exponernos a situaciones que nos dañan. Si no me valoro, permitiré que otro haga conmigo lo que quiera, y con tal de recibir algo de cariño, atención, etc., podemos ser capaces de quedarnos en situaciones que nos lastiman. Cuando anteponemos la satisfacción de necesidades a costa de perder nuestra integridad, salud y bienestar, estamos perdiendo nuestra dignidad. De modo que aceptar estar en una situación que nos daña o en la que no nos sentimos bien para satisfacer necesidades de afecto, de cuidado, de sexo, de compañía, de seguridad, de dinero, de fama, de poder, etc., estamos devaluándonos y perdiendo nuestra dignidad.

Retirarse cuando no nos valoran es un acto de dignidad, porque significa que es mayor el valor y el respeto que nos tenemos que el trato que nos profesa el otro a cambio de nuestra presencia.

Llegar a la dignidad a través de la oscuridad

El aprendizaje de la dignidad pasa por aprender a conectar con uno, con nuestra esencia, y ello requiere de transitar la propia oscuridad, sintiendo en nuestras carnes la rabia, la tristeza, el dolor de corazón, la pérdida, así como el sentirnos altamente vulnerables y sensibles, llorando lo que sea necesario para sanar las heridas del corazón. El aprendizaje de poner límites nos devuelve nuestra dignidad, incluso cerrando etapas que ya no dan más de sí y que lo único que hacen es drenar nuestra energía vital.

Es preferible atravesar una pequeña muerte en vida que permanecer esclavo de una situación que nos degrada. La muerte nos permitirá renacer con más conciencia, más fuerza, más confianza y con mayor claridad de mente. Transitar la oscuridad para morir es una gran oportunidad para estar más cerca de nuestra esencia y desde ahí reubicarnos de nuevo en nosotros y en nuestro camino. Conectar con la esencia nos aporta dignidad, porque desde ella sentimos respeto, amor y claridad para actuar sabiamente.

Sólo desde la experiencia

Esta sabiduría es algo que se aprende mientras caminamos, mientras tropezamos, mediante ensaño y error. Es en este caminar que tenemos la oportunidad de poner conciencia en lo que nos ocurre para aprender desde las entrañas lo que significa el amor a uno, al otro y a la vida. Como decía Tolstoi, la razón no nos enseña, el verdadero aprendizaje viene del corazón… Sé, que llegamos a sentir lo que significa dignidad cuando pasamos por experiencias en las que la perdemos, sólo así comprendemos realmente su valor.

 

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por Pepón Jover

Psicólogo Transpersonal y Terapeuta Gestalt

Fundador de Círculos Essen

info@circulosessen.es

 

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2 thoughts on “LA DIGNIDAD – de la serie Mi Caminar

  • 09/01/2019 a las 9:34 pm
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    Muchas gracias por tus palabras, todos tus articulos, tu escribir sencillo y claro, ponen luz en mi caminar de ahora. Gracias gracias

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